Los recursos hídricos son estratégicos para el desarrollo equilibrado y sostenible de la Cuenca Amazónica y sus pueblos, proporcionando un apoyo ecológico fundamental para las actividades humanas y el bienestar en la región, además de desempeñar un rol importante en el equilibrio de los ecosistemas, el ciclo hidrológico y clima regional y global.

Para asegurar el desarrollo sostenible de la Cuenca Amazónica, los ocho países que la comparten, reunidos en la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) desde 1992, asumieron una visión conjunta que generó un Programa de Acciones Estratégicas (PAE) para la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) en la región, considerando los aspectos ambientales, económicos, sociales y culturales de la cuenca, así como la necesidad de fortalecer la capacidad de la población de adaptarse a las amenazas del cambio climático.

Implementar la GIRH en la cuenca hidrográfica más extensa del mundo plantea innumerables desafíos asociados con la complejidad de los problemas derivados del desarrollo socioeconómico de la región, así como con los impactos antropogénicos y los cambios climáticos. Un proceso realizado y dirigido por la OTCA en los años 2013 y 2016 con una multitud de actores para identificar y cuantificar los problemas de naturaleza transfronteriza relacionados con el agua mostró la magnitud del desafío.

Este proceso participativo, que estableció los Nueve Problemas Transfronterizos Prioritarios Regionales, incluyendo la contaminación del agua y los eventos hidroclimáticos extremos, y los consolidó en el documento titulado Análisis Diagnóstico Transfronterizo Regional de la Cuenca Amazónica (ADT), es uno de los pilares del PAE.

El ADT permitió a los países diseñar con rigor científico las 19 Acciones Estratégicas del PAE y formular mandatos que orientan la cooperación regional y la actuación de los países, determinando que la gestión integrada y sostenible de los recursos hídricos de la Cuenca Amazónica debe realizarse mediante la gestión participativa, el intercambio de información, la investigación, la implementación de acciones de adaptación a la variabilidad y al cambio climático, y el soporte de una institucionalidad adecuada.